Colección: Burnt Porcelain
La colección Burnt Porcelain es un ejercicio de vulnerabilidad congelada. Cada pieza, blanca como papel expuesto, lleva inscrito en sus bordes la memoria de una quemadura. No es destrucción; es transfiguración. Las líneas negras que abrazan los contornos no son accidentes, sino poesía visual que susurra sobre cicatrices que cicatrizan con belleza.
Estas formas ondulantes, casi primitivas, hablan de algo que fue llevado al límite y retornó transformado. Los bordes quemados crean un diálogo entre lo puro (el blanco inmaculado) y lo transgresor (la marca negra que lo delimita), una conversación entre inocencia y experiencia, entre lo intacto y lo marcado por la vida.
La porcelana blanca, ese material de lujo y fragilidad, adquiere aquí una dimensión más profunda. Al portar esas marcas de fuego, se humaniza. Nos recuerda que incluso lo más delicado puede soportar el paso del fuego y emerger más hermoso, no a pesar de sus cicatrices, sino gracias a ellas.
Arte que celebra las imperfecciones como verdades.